Conoce tu cuerpo y las señales de alerta. Los entrenadores han descubierto que una vez que la capacidad de los atletas para manejar la intensidad desaparece, ya no progresan, se lesionan o se enferman. El sobreentrenamiento no previene la pérdida de masa muscular y los síntomas no aparecen repentinamente. Planifica un día de descanso a la semana. De hecho, después de un esfuerzo, tus músculos y articulaciones necesitan recuperarse, regenerarse y desarrollarse. Demasiado entrenamiento de carrera, tanto en duración como en intensidad, impide que tu cuerpo reponga energía y se fortalezca. Mantenga un registro de entrenamiento. El registro de entrenamiento te permitirá realizar un seguimiento de lo que has estado haciendo cada semana, con el contenido de tus sesiones y su duración. Escucha a tu cuerpo. Según un estudio, el sobreentrenamiento a veces provoca fatiga constante, falta de ganas de entrenar, mal humor, alteraciones del sueño, lesiones, fluctuaciones inusuales de peso y disminución de la libido. No quieres llegar a ese punto, por eso escucharte a ti mismo es la regla de oro. Dormir es clave. El equilibrio entre deporte y sueño es fundamental porque uno favorece al otro. De hecho, hacer deporte conduce a una mejor calidad del sueño, debido al gasto energético y a la estimulación hormonal. Pero practicar demasiado cualquier deporte altera el sueño, ¡y este es uno de los signos de sobreentrenamiento! Un sueño de mala calidad hace que no rindas tan bien, aumentará la sensación de fatiga, disminuirá la recuperación, aumentará los efectos negativos inducidos por tu entrenamiento como dolores, inflamación, etc. Por tanto, el sueño es fundamental en un programa de entrenamiento. ¡Ya que la recuperación durante el sueño te permite reconstruir la fibra muscular, desarrollar tus músculos y ser más eficiente! No es ningún secreto, pero te aconsejamos dormir al menos 8 horas por noche para optimizar tu recuperación.