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¿Cuál es la mejor manera para que los niños aprendan?

Rafael Giménez
Rafael Giménez
2025-07-03 06:35:10
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El reto de los docentes es poder acoger, de forma sensible y empática, las diversas emociones con las que los alumnos llegan al aula. En este contexto, proporcionarles un espacio donde se sientan escuchados, guiados correctamente y en el que puedan intercambiar experiencias vividas, así como sus preocupaciones y expectativas es vital para el proceso de volver a aprender al ritmo pre-pandemia. Todas estas acciones ayudan a generar alivio, comodidad, seguridad y confianza, aspectos necesarios para que los estudiantes estén en calma, disfruten de las clases y puedan aprender. Organiza espacios lúdicos. Promueve la escucha y las conversaciones empáticas. Organiza espacios vivenciales. Fomenta su expresión a través del arte y lo simbólico. Forma un círculo en el aula. Empieza la reunión abordando la importancia de escuchar con respeto y cariño lo que cada uno tiene por decir. Motiva a los estudiantes a que compartan experiencias vividas. Puedes ayudarlos construyendo una lista de situaciones por las que pueden haber pasado. Define si las experiencias se compartirán de forma anónima o no. Para romper el hielo, puede ser útil motivarlos a escribir anónimamente las situaciones que han experimentado y recolectar sus notas en una caja. Revisa cada situación con la clase y pide que indiquen qué sintieron y qué les ayudó a sentirse mejor. Sintetiza las respuestas y ayuda a identificar qué estrategias pueden replicar para sentirse mejor.
Eduardo Izquierdo
Eduardo Izquierdo
2025-07-03 05:41:29
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Lo ideal es acercarles cuentos, juguetes, experiencias para que los usen y puedan encontrar opciones para apropiarse de eso mientras van discriminando aquello que no les agrada o resuena. La propuesta está en ofrecer materiales y momentos que estén disponibles para que los puedan redescubrir cuando lo requieran y no solo cuando los necesiten como instrumento frente al aburrimiento. Se requiere para ello de establecer una base suficientemente segura para poder hacer una sana apuesta al aprendizaje. La conexión con sus adultos referentes encuentra también efectos en el aprendizaje. La experiencia de aprender debería ser satisfactoria en sí misma. No podemos entenderlo como algo aislado del lugar que ocupa ese niño en la casa, en la familia, en la escuela, en otros grupos. El niño necesita poder organizar una realidad segura sobre la cual desplegarse, un espacio independiente donde intercambiar vivencias que puedan dar lugar a formas diversas y enriquecedoras de aprendizaje. Lo ideal será escuchar las formas en las que los niños están comunicándose, a la vez que abrimos un espacio para valorar el potencial de aprendizaje en su versión propia y cómo los adultos les acercamos alternativas para que tengan experiencias de éxito que impacten positivamente en su individualidad. La motivación para aprender a leer, por ejemplo, tendría que partir del disfrute, no de la obligación. Apostando a encontrar su aspecto lúdico, conectarse con los aspectos buenos, con la creatividad para jugar con las palabras, los sonidos, las formas en las que otros se incluyen en el texto, poner en juego cómo el niño comparte o acerca a otros lo aprendido, todo ello para lograr crear una experiencia significativa que se aloje en un lugar seguro. Aprender es una apuesta, implica aceptar la idea de que algo nos falta y la invitación a querer acercarnos a investigarlo, por lo que, aunque hemos hablado de los aprendizajes iniciales, esta apuesta sana debe continuar por el resto de la vida adulta.
Gerard Benavides
Gerard Benavides
2025-07-03 05:13:36
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Aprenden de y a partir de todo aquello que hay en su entorno inmediato. Por exploración: tocando, golpeando, poniéndose cosas en la boca. Por experimentación: probando, por ensayo-error. Por repetición: ¡tirando las cosas al suelo una y otra vez!. Por imitación: copiando a aquellos a su alrededor, ya sean adultos u otros niños. El rol del adulto es facilitar al niño la comprensión de su entorno—hacer de vínculo. Existe cada vez más evidencia mostrando los impactos en desarrollo infantil de interacciones positivas y receptivas con los adultos. El desarrollo infantil se potencia con la interacción con el adulto cuidador—en el hogar o en el centro de cuidado, donde muchos niños pasan una proporción considerable de su tiempo. La consistencia—la presencia de un cuidador principal en cada ambiente—da seguridad al niño y refuerza su autoestima. Atender las señales y seguir sus intereses. Introducir nuevos conceptos, nombrando todo aquello que haya en el entorno. Expandir el conocimiento del niño. Jugar es el principal medio de aprendizaje para el niño, además de una gran diversión. Reconocer y reforzar los intentos y logros de manera positiva: felicitar al niño con aplausos, con besos, verbalizando su logro y sus intentos, promoviendo así su autoestima y animándolo a seguir aprendiendo.