La falta de concentración es un concepto común que no se corresponde con una terminología médica concreta.
No obstante, en el contexto médico se le conoce como dificultades atencionales o problemas para fijar la atención.
Los síntomas suponen la aparición de obstáculos a la hora de centrarse en una tarea concreta.
Estudios, trabajo o el día a día pueden verse afectados por estas dificultades.
La depresión, los trastornos psicóticos o el consumo de drogas son algunos de los factores que pueden influir en la falta de concentración.
La falta de concentración puede deberse a múltiples causas que deben ser examinadas por expertos médicos en Psiquiatría y Psicología que lleguen a la raíz del problema.
Entre otras, las causas pueden incluir: Depresión o angustia.
Entre los síntomas típicos de la depresión está la falta de concentración, que puede estar relacionada con la pérdida de interés y el insomnio, también característicos de este trastorno.
La persona con depresión centra su atención en su malestar, olvidándose del trabajo y obligaciones.
Tanto las obsesiones como las psicosis pueden presentar diferentes síntomas, entre los que está la imposibilidad para concentrarse.
La falta de concentración puede constituir uno de los muchos efectos secundarios de las drogas.
Esto ocurre, sobre todo, en las drogas depresoras, como el alcohol o los tranquilizantes, que pueden provocar dificultades atencionales por sus efectos sobre el sistema nervioso central.
También pueden aparecer problemas de atención por el consumo de cocaína, entre cuyos efectos secundarios se incluye un fuerte deseo de consumo o craving, que el usuario prioriza por encima de todo, y que le lleva a olvidar sus compromisos y atención a otros asuntos.