Respira profundamente y de manera constante, comienza inhalando lentamente por la nariz, llenando los pulmones de aire, esto no solo oxigena tu cuerpo, sino que también reduce los niveles de estrés, ayudándote a mantener la calma en situaciones tensas.
Retén el aire brevemente, una vez que hayas inhalado profundamente, retén el aire por un par de segundos antes de disparar, durante este momento de retención, el cuerpo está en su punto más estable, lo que facilita que la mano y el arma se mantengan firmes.
Exhala al disparar, el momento óptimo para apretar el gatillo es justo después de exhalar, cuando expulsas el aire lentamente, el cuerpo se relaja y el pulso disminuye, lo que mejora la precisión.
La clave es evitar disparar durante una inhalación o exhalación brusca, ya que esto puede generar movimientos innecesarios en el arma.
Visualización previa al disparo, antes de realizar un disparo, cierra los ojos por un segundo y visualiza el impacto exitoso, imagina la trayectoria de la bala o el proyectil alcanzando el objetivo con precisión.
Enfoque en el momento presente, la caza requiere estar completamente presente en cada momento, si te encuentras distraído por otros factores, como el clima o el cansancio, toma un momento para respirar profundamente y despejar la mente.
Concéntrate solo en lo que tienes frente a ti, tu objetivo, tu posición y la alineación de tu arma.
Manejo del estrés, en la caza, especialmente en situaciones de presión, mantener la calma es crucial, si te encuentras en un momento de tensión, realiza una respiración profunda para reducir el ritmo cardíaco, esto evitará que realices un disparo precipitado o poco certero.