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¿Qué se siente cuando te disparan?

César Sáenz
César Sáenz
2025-07-28 16:33:58
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Me dispararon en el pie hace unos dos años con un calibre 45. Entró por un lado y salió por el otro, pulverizando parte del hueso también. No sentí dolor alguno, solo supe que me habían disparado por la sangre. En el hospital, media hora después, me empezó a doler un poco. Los testimonios describen sensaciones iniciales de entumecimiento, comparadas a menudo con una picadura de avispa o una quemadura solar intensa en un punto específico. Las personas que reciben disparos con armas de calibre bajo, como el .22, suelen describir una sensación similar a una picadura de avispa. Por otro lado, las balas de mayor calibre o las balas huecas, que se desintegran al impactar, causan un daño más extenso y suelen generar un mayor nivel de dolor. Los testimonios de militares heridos en servicio revelan un dolor insoportable inmediatamente después de ser disparados, ya que suelen enfrentarse a armas de mayor calibre. Si bien el nivel de energía y la producción de adrenalina permiten que el cuerpo siga funcionando incluso después de recibir un disparo, este estado de supervivencia es temporal y no convierte a una persona en un superhéroe. A largo plazo, la recuperación y la rehabilitación son mucho más difíciles que el momento del disparo en sí. Los meses posteriores al incidente suelen ser agotadores, dolorosos e incómodos. Además, las cicatrices psicológicas pueden ser más profundas que las físicas, ya que muchos sobrevivientes luchan con el estrés postraumático, el miedo, la ansiedad y la angustia.
Diana Baeza
Diana Baeza
2025-07-28 15:51:31
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El dolor llegó, pero mucho después, ya en el hospital. La adrenalina juega un papel clave en esto, adormeciendo la sensación de dolor en los momentos más críticos. Un disparo cercano y directo será mucho más doloroso que uno más lejano o en un ángulo de menor impacto. Las balas de bajo calibre como el.22 suelen ser menos dolorosas, describiendo el impacto como algo similar a una picadura de avispa. En cambio, las balas de gran calibre, como las de una pistola de 9mm, causan un daño mucho mayor y el dolor es significativamente más intenso. La sensación inicial de los disparos puede compararse con una leve quemadura o picadura. El verdadero dolor suele comenzar mucho después del disparo, cuando el cuerpo comienza a “enfriarse” y el shock inicial desaparece. Muchas personas que sobreviven a un disparo enfrentan secuelas emocionales, como ansiedad, miedo y trastornos de estrés postraumático. Aunque el cuerpo puede seguir funcionando inmediatamente después del disparo, la recuperación física es un proceso largo y doloroso, con terapias y cuidados intensivos. Muchos sobrevivientes reportan que el dolor no es inmediato debido a la adrenalina y el shock, y solo se percibe después de un tiempo, cuando el cuerpo comienza a relajarse. El tipo de bala afecta mucho la sensación. Las de bajo calibre suelen causar menos dolor, mientras que las de mayor calibre o las balas huecas causan mucho más daño y dolor. El estrés postraumático es común entre los sobrevivientes de disparos, con síntomas como ansiedad, flashbacks y miedo persistente.