La autoexigencia puede traducirse en falacias de pensamiento que te acompañan y te hacen creer que si consigues aquello que te impones tendrás una vida plena. En realidad, con las líneas de vida de las protagonistas de las que te voy a hablar verás ejemplos de autoexigencia. Ana, 24 años, me plantea que: «No sé que hacer con mi vida«. Se refiere que trabaja en una de esas empresas “cárnicas” que no la valoran. Alicia, 40 años, me plantea si su decisión ha sido acertada, a estas alturas no sabe qué hacer con respecto a su vida profesional, le gustaría ser madre. Momentos temporales diferentes, pero creencias similares en mujeres que han marcado su profesión como línea de vida con la que medir sus credenciales y dar significado a quiénes son en base a sus autoexigencias. En el caso de Ana, yo la interpreto cómo la idealista de vida actual femenina en la que la representación mental se asienta en la idea de desarrollo profesional exitoso como una exigencia asociada a la emoción felicidad. Alicia, plantea la idea del no saber qué hacer porque siente incertidumbre con respecto a su futuro familiar y eso, le quita el sueño. Estas son algunas de las formas en que se puede manifestar la autoexigencia, desde la búsqueda de una carrera exitosa hasta la presión de conciliar la vida familiar y profesional.