El método comparativo es un conjunto de técnicas que, de modo análogo al método científico en general, van encaminadas a la generación o refutación de hipótesis o teorías. Esto se lleva a cabo mediante el análisis de variaciones a través del estudio de semejanzas y diferencias entre dos o más casos, con el fin de establecer regularidades que, explicadas mediante covariación, o bien mediante interpretación de la diversidad, permiten establecer relaciones causales, correlaciones y generalizaciones. De aquí se deduce que, además de una función heurística, el método comparativo posee también una función de verificación de teorías o hipótesis ya existentes. En las ciencias naturales, se encuentra muy extendido el uso del método comparativo con fines nomotéticos, en especial en el diseño, realización y análisis de los experimentos. La comparación recae sobre propiedades o variables, con intención de establecer relaciones que puedan ser formuladas, en la medida de lo posible, en términos matemáticos. En las ciencias sociales, las técnicas comparativas se usan a menudo con fines idiográficos o interpretativos, recayendo la comparación sobre los objetos comparados más que sobre propiedades o variables concretas de los mismos. Sin embargo, existen también en ciencias sociales desarrollos metodológicos que permiten determinar relaciones empíricas entre variables, acompañados de la aplicación de técnicas estadísticas. Cuando aplicamos el método comparativo al objeto de estudio de una ciencia determinada para contrastar los distintos sistemas existentes en diversas culturas, regiones geográficas o países, surge una subdivisión o rama específica que nos provee de datos y conocimientos valiosos sobre dicho objeto, que ayudan al desarrollo de esa ciencia en cuestión.