La coordinación ojo-mano es necesaria para tareas como escribir a mano, atar los cordones de los zapatos, manejar los cierres de la ropa, coger y lanzar una pelota, leer, manejar el material escolar e incluso caminar por pasillos abarrotados mientras se manejan objetos como los libros, la chaqueta y la mochila. Otros ejemplos de coordinación ojo-mano son atrapar una pelota, manipular clavijas en un tablero de clavijas, hacer un cordón con una tarjeta de cordón, etc. Esta es una habilidad que forma parte integral de cada día. La parte visual y la parte motora deben integrarse de forma coordinada, permitiendo un uso eficaz y eficiente de las manos para que podamos manipular y manejar objetos. La coordinación ojo-mano requiere destreza motriz fina, fuerza, estabilidad de los hombros, estabilidad del núcleo, etc. Estas habilidades motrices nos permiten recoger información visual y utilizarla en una acción motriz. Mientras que la coordinación ojo-mano juega estrechamente con otras áreas de procesamiento visual como la percepción visual y la eficiencia visual, el seguimiento visual, la convergencia, etc., hay un componente motor a considerar también. La coordinación ojo-mano es parte del juego. El desarrollo temprano de esta habilidad esencial sirve como bloque de construcción para las tareas funcionales que ocurren mucho más adelante en el camino, más allá del período infantil.