La coordinación mano-ojo abarca la comunicación a la velocidad de un rayo entre los ojos, el cerebro y el cuerpo, la cual nos ayuda a usar nuestras manos efectiva y eficientemente basada en lo que vemos. La coordinación mano-ojo implica otras áreas del desarrollo. Volvamos al niño pequeño al cual la profesora le pidió que sacara la cuchara del cajón de utensilios: Sistema vestibular – ayuda a mantener el equilibrio y coordina los movimientos de cabeza y ojo para que se pueda enfocar en el contenido del cajón. Seguimiento visual – permite escanear el contenido del cajón. Discriminación visual – permite que preste atención a los detalles para que pueda identificar las cucharas basado en cómo son diferentes de otros objetos en el cajón. Propiocepción – proporciona la concientización de la ubicación relativa de sus partes del cuerpo, y la cantidad correcta de fuerza que necesitará para agarrar y sostener la cuchara. Habilidades de motricidad gruesa- permiten que el niño use los músculos grandes del brazo y hombre para llevar la mano en el cajón. Habilidades de motricidad fina – permite que el niño use los músculos pequeños de la muñeca y dedos para agarrar la cuchara. Planeación motora – este proceso le ha enseñado al niño (desde el principio de la infancia cuando agarró un muñeco colgante por primera vez) cómo alcanzar y agarrar las cosas de manera automática. La coordinación mano-ojo se vuelve protagonista a medida que aprenden a agarrar, completar rompecabezas, alimentarse a sí mismos, lanzar, agarrar y patear balones, dibujar. Eventualmente dependerán de ella para escribir, y hasta leer, puesto que la coordinación mano-ojo fortalece el seguimiento visual que necesitarán para escanear y seguir las líneas de texto. Esta investigación encontró un fuerte vínculo entre la coordinación mano-ojo, las habilidades de aprendizaje y la comunicación. Un estudio, enfocado en niños de 4 a 11 años, descubrió la relación entre mejor coordinación mano-ojo y habilidades académicas básicas superiores.