Para relajar la mente y no pensar en nada, podemos aplicar algunos sencillos ejercicios. Respiración consciente es una de las prácticas más útiles para quienes se inician en el arte de no pensar, ya que resulta relativamente fácil de implementar. El objetivo consiste en inspirar y espirar con una cadencia determinada, de forma que toda la atención se centre en el flujo de aire que entra y sale del organismo.
Escaneo corporal es otro sencillo ejercicio que puedes utilizar, por ejemplo, al momento de irte a dormir. El mismo consiste en tumbarte boca arriba, cerrar los ojos y comenzar a focalizar tu atención en cada una de las partes de tu cuerpo a medida que lo recorres lentamente. Ya que no es posible eliminar el contenido mental, ¿por qué no seleccionar deliberadamente uno que sea agradable y positivo, que nos transmita calma y bienestar?
En esto consiste la visualización; en imaginar de forma vívida y sostenida una escena bonita y placentera. Podemos visualizar un campo, una playa, unos delfines saltando en el océano… la clave es implicarnos en ella con los cinco sentidos: ¿qué colores predominan en el paisaje?, ¿a qué huele?, ¿se escucha algún sonido o se siente la brisa?
Por último, si deseas no pensar, puedes practicar la meditación y la atención plena. Si eres principiante, puedes ayudarte de meditaciones guiadas que encontrarás en internet o acudir a clases grupales, de forma que una persona externa te guíe en tus primeras prácticas. Unos minutos al día pueden ser suficientes para marcar la diferencia, reducir el estrés e incrementar el bienestar psicológico; por ello, iníciate hoy mismo en este camino.