Si llevas una vida sedentaria y deseas incorporar actividad física, es importante hacerlo de forma gradual. Aquí tienes algunos consejos clave:
Consulta con tu médico: especialmente si tienes patologías previas o llevas mucho tiempo inactivo.
Empieza poco a poco: incluso 10 minutos diarios de actividad suave pueden marcar la diferencia.
Caminar es un buen comienzo: es accesible, seguro y se adapta a todos los niveles.
Hazlo parte de tu rutina: busca momentos fijos al día para moverte, como después de desayunar o tras la jornada laboral.
Elige actividades que disfrutes: bailar, nadar, andar en bici o hacer yoga pueden ser igual de efectivos que el gimnasio.
Escucha a tu cuerpo: el progreso es gradual.
No te frustres si al principio te cuesta.
Existen muchas formas de empezar a moverse sin necesidad de grandes esfuerzos ni equipamiento.
Algunas opciones recomendadas:
Caminar a paso ligero: comienza con 15 minutos y aumenta gradualmente.
Ejercicios de movilidad articular: como rotaciones de hombros, tobillos o cuello, ayudan a activar el cuerpo.
Estiramientos suaves: al despertar o al final del día para mejorar la flexibilidad.
Ejercicios con el propio peso corporal: como sentadillas asistidas, levantar los brazos o hacer equilibrio sobre un pie.
Subir y bajar escaleras: una forma sencilla de activar el corazón.
Rutinas breves en casa: vídeos de bajo impacto para principiantes, pilates o yoga suave.
Comenzar a moverse no requiere grandes inversiones.
Algunas recomendaciones útiles:
Zona despejada: un espacio cómodo y seguro para moverte.
Esterilla antideslizante: útil para ejercicios en el suelo o estiramientos.
Zapatillas cómodas: con buen soporte si haces ejercicios de pie.
Ropa transpirable: para facilitar el movimiento y la comodidad.
Acceso a vídeos o apps: que guíen las rutinas paso a paso.
Con solo 20-30 minutos diarios de actividad física moderada ya puedes notar mejoras en tu salud y energía.
Es recomendable buscar asesoramiento médico o de un profesional del ejercicio si:
Tienes enfermedades cardiovasculares, respiratorias o articulares.
Sufres mareos, palpitaciones o fatiga excesiva al moverte.
Presentas obesidad o limitaciones funcionales.
Necesitas una guía personalizada para comenzar de forma segura.
Un plan adaptado puede marcar la diferencia en tu experiencia con el ejercicio físico.
Romper con el sedentarismo es una de las decisiones más importantes para mejorar la salud y prevenir enfermedades.
No hace falta ser un deportista: caminar, estirarse, bailar o subir escaleras son pequeños gestos que suman.
Empieza poco a poco, mantente constante y recuerda que cada paso cuenta para construir un estilo de vida más activo y saludable.