La alimentación es un pilar fundamental en el rendimiento de cualquier deportista. La comida no es solo energía, es el combustible que determina tu rendimiento deportivo, tu resistencia y hasta tu capacidad de recuperación. No es cuestión de magia ni de suerte. Comer bien influye directamente en la fuerza, velocidad y resistencia de los deportistas. De hecho, un error común es pensar que la nutrición solo impacta en la energía inmediata, cuando en realidad juega un papel clave en la reparación muscular, el control de la inflamación y la prevención de lesiones. Cada deportista tiene necesidades nutricionales específicas, dependiendo del tipo de deporte, la duración del ejercicio y la intensidad.
La comida que eliges antes y después del ejercicio puede marcar la diferencia entre mejorar tu rendimiento deportivo o quedarte estancado. Antes del entrenamiento, prioriza carbohidratos complejos como avena, pan integral o plátano para una energía sostenida. Si el ejercicio es muy intenso, un poco de proteína también ayuda. Es recomendable consumir una combinación de carbohidratos y proteínas entre 2 y 3 horas antes del ejercicio. Después del entrenamiento, los 30-45 minutos posteriores son clave, combina proteínas magras con carbohidratos de absorción media como arroz integral o patata para reponer energía y ayudar a la recuperación tras el rendimiento deportivo. La nutrición es clave para alcanzar el máximo rendimiento y evitar lesiones. No hay una fórmula universal, pero entender qué, cuándo y cómo comer marcará la diferencia en tu evolución deportiva.