Realizar ejercicios periódicos. La falta de ejercicio y los estilos de vida sedentarios contribuyen al debilitamiento de los músculos del cuello y la columna vertebral, lo que propicia la aparición de dolores en la zona, afectando a la movilidad del cuello. Conociendo esta realidad, debemos ser conscientes de que existen iniciativas con las que evitar el dolor cervical y mejorar nuestra salud. Una de ellas será la de hacer de forma periódica ejercicios y estiramientos como, por ejemplo, el giro de cuello, el estiramiento lateral y la inclinación hacia adelante. Este tipo de movimientos alivian la tensión acumulada y previenen molestias en la zona. Asimismo, estirar toda la columna vertebral y realizar ejercicios de relajación en ella también mejora el estado de nuestros músculos.
Evitar malas posturas al trabajar. Cada vez trabajamos más tiempo. Por ello, hay que prestar atención a la ergonomía mientras trabajamos, ya sea en casa o en la oficina. Además de ser conscientes de la importancia que tiene estar bien sentados, debemos asegurarnos de tener un escritorio y una silla adecuados que favorezcan una postura correcta. Asimismo, también es aconsejable evitar el uso prolongado de dispositivos móviles con el cuello doblado hacia abajo. En su lugar, es mejor utilizarlo colocándolo a la altura de los ojos.
Dormir sobre una almohada adecuada. Es conveniente dormir sobre una almohada adecuada para prevenir y mitigar el dolor cervical. No existe una solución única, por lo que se recomienda elegir una almohada de calidad que se ajuste a nuestra postura al dormir. De acuerdo con los expertos, el criterio más importante a tener en cuenta es la altura de la almohada: Si se duerme de lado, la almohada debería ser alta, de unos 15 cm, para cubrir el hueco entre el hombro y la oreja y mantener las cervicales alineadas. Para quien duerme boca arriba, la almohada debe ser de altura media, entre 12 y 13 cm para rellenar el hueco cervical.
Reducir el estrés. El estrés agrava todo tipo de patologías y también es una de las causas del dolor cervical. Entre las manifestaciones más comunes generadas por el estrés están, precisamente, las tensiones musculares, incluido el cuello. Por ello, hay que reducir el estrés a través de técnicas de relajación, meditación, yoga o actividades que resulten placenteras.
No cargar pesos en la zona. Podemos evitar cargar la zona del cuello y de las cervicales distribuyendo adecuadamente el peso que llevemos encima en cada momento. Mediante el uso de mochilas, bolsas o carritos, debemos evitar cargar objetos pesados con una sola mano para no generar una tensión desigual en el cuello y la columna.
A lo largo de nuestra vida es probable que suframos en algún momento dolor cervical o conozcamos a alguien que lo está sufriendo. Esta dolencia puede afectar de forma grave la calidad de vida de las personas, dificultando el trabajo y las actividades cotidianas al provocar dolor, rigidez, dificultad para mover la cabeza, hormigueo y entumecimiento en los brazos. En los casos más graves, puede ser incluso incapacitante y obligar a tener que tomar fármacos para el tratamiento del dolor de manera periódica.
Para evitar llegar hasta este punto, lo ideal es empezar con buenos hábitos con compromiso y constancia. El cuidado de nuestra postura y la combinación de ejercicio regular y estiramientos nos ayudarán a conseguirlo. Y todo sin olvidarnos de contar con una buena almohada cervical que, siendo ergonómica, evite que durmamos en una mala postura, ayudándonos al mismo tiempo a mantener un cuello sano y libre de molestias.