Son los recambios imprescindibles que, por su función, están diseñados para ser reemplazados con cierta regularidad.
Son el ABC del mantenimiento básico:
Filtros de aceite, aire, combustible y habitáculo:
Son los guardianes de la pureza.
El filtro de aceite retiene impurezas del lubricante, el de aire protege el motor del polvo, el de combustible evita que lleguen residuos al motor, y el de habitáculo asegura que respires aire limpio dentro del coche.
Su obstrucción puede afectar el rendimiento del motor, el consumo o la calidad del aire interior.
Pastillas y Discos de Freno:
Elementos vitales para tu seguridad.
Las pastillas se desgastan al rozar contra los discos para detener el vehículo.
Si notas un chirrido al frenar, vibraciones o que el pedal está más blando, es hora de revisarlos.
Neumáticos:
El único punto de contacto entre tu coche y el asfalto.
Su desgaste depende del uso, el estilo de conducción y la presión.
Unos neumáticos en mal estado comprometen la adherencia, la estabilidad y la seguridad.
Batería:
La encargada de dar vida al motor y alimentar todo el sistema eléctrico.
Su vida útil suele ser de 3 a 5 años, aunque factores como el clima extremo o los viajes cortos frecuentes pueden acortarla.
Si a tu coche le cuesta arrancar, la batería podría ser la culpable.
Escobillas Limpiaparabrisas:
Pequeñas pero cruciales para la visibilidad.
El sol, la lluvia y el uso las deterioran, haciendo que no limpien bien el cristal o dejen marcas.
Bombillas:
Aunque algunas tienen una vida útil muy larga, otras, especialmente las de iluminación exterior, pueden fundirse y requerir un cambio para garantizar tu seguridad y la de los demás.
Amortiguadores:
Fundamentales para la estabilidad, el confort y la seguridad.
Con el tiempo y los kilómetros, pierden eficacia, afectando la adherencia a la carretera y aumentando la distancia de frenado.
Si notas que tu coche «baila» en curvas, se inclina demasiado o sientes cada bache, es momento de revisarlos.
Correas:
La correa de distribución es una de las piezas más críticas, ya que sincroniza el movimiento del motor.
Su rotura puede causar una avería muy costosa.
Las correas de accesorios también se desgastan y su rotura puede dejarte tirado.
Sigue siempre las recomendaciones del fabricante para su sustitución.
Embrague:
En coches con cambio manual, el embrague se desgasta con cada cambio de marcha.
Un embrague «patinando» o un pedal duro son señales claras de que necesita ser reemplazado.
Componentes de la Dirección y Suspensión:
Estas piezas, a menudo de goma o metal, se encargan de absorber vibraciones y permitir el movimiento de la dirección y la suspensión.
Su desgaste puede provocar ruidos, holguras en la dirección y un comportamiento inestable del coche.
Alternador y Motor de Arranque:
El alternador carga la batería y alimenta los sistemas eléctricos con el motor en marcha.
El motor de arranque es el que pone en marcha el motor cuando giras la llave.
Si tu coche no arranca o la batería se descarga constantemente, uno de estos podría ser el responsable.
Radiador y Bomba de Agua:
Parte del sistema de refrigeración del motor.
El radiador disipa el calor y la bomba hace circular el refrigerante.
Una fuga en el radiador o un fallo en la bomba pueden provocar un sobrecalentamiento del motor, con consecuencias muy graves.