El origen nutricional de los calambres musculares viene motivado por la falta de minerales principalmente.
Los minerales que suelen estar en déficit en el caso de calambres musculares son el calcio, el potasio, el sodio y el magnesio.
El calcio va a ayudar a unir la actina y la miosina, que son proteínas que provocan la contracción del músculo.
Si no hay calcio suficiente, esta unión es incorrecta, y el acortamiento muscular se produce de manera defectuosa.
El potasio y el sodio, que actúan conjuntamente para facilitar el impulso nervioso, relajan el músculo una vez se ha finalizado dicho impulso que lo contrae, y evitan la pérdida de agua, lo que motivaría alteración a nivel de la hidratación muscular.
El magnesio es esencial para una correcta información nerviosa y por consiguiente, una buena contracción muscular.
Realmente, la aparición de los calambres suele mejorar o solucionarse con la ingesta de suplementos de dicho mineral que nos haga recuperar los niveles normales, pues con la comida solamente, no llegaremos.
De manera, que si queremos solucionar un problema de calambres musculares, deberemos comer más productos de origen animal, verduras y fruta, además de la suplementación de magnesio principalmente, que hará aumentar los niveles de minerales, que solamente con la comida, difícilmente llegaremos.