El índice de desarrollo humano (IDH) es un indicador que mide el desarrollo humano de un país a través de dimensiones de salud, educación y economía. El PNUD entiende por “desarrollo humano” la prosperidad de un país según las posibilidades y libertades que ofrece a sus habitantes para vivir como desean, evaluado en tres dimensiones. En un principio, la dimensión sanitaria se medía con la esperanza de vida al nacer; los indicadores de educación eran la tasa de alfabetización en adultos y la tasa bruta de matriculación en educación primaria, secundaria y terciaria, y el indicador económico era el PIB per cápita. Desde 2010 la dimensión educativa pasó a medirse con la media de años de escolarización y los años de escolarización esperados al nacer, y el indicador económico se sustituyó por la renta nacional bruta per cápita. Para obtener el índice de desarrollo humano de un país, se calcula la media geométrica de las tres dimensiones. Su resultado es una cifra entre cero y uno. Los 192 países considerados quedan así divididos en cuatro categorías según su índice, que permite compararlos. La tendencia general ha sido al alza: el IDH medio global estaba por debajo de 0,6 en 1990 y ha aumentado año tras año hasta alcanzar un 0,737 en 2019. El índice de desarrollo humano ha ayudado a asentar una visión del desarrollo más allá de la dimensión económica. Sin embargo, sus variables no tienen en cuenta la “calidad” dentro de las tres dimensiones. Por ejemplo, tener muchos años de escolarización no significa mejor educación. Además, el IDH no tiene en cuenta la desigualdad de género o cómo se distribuye la renta entre la población. Se puede tener buenos resultados incluso si está muy concentrada. No obstante, el problema de fondo del IDH es conceptual, ya que existen distintas nociones sobre el desarrollo y sus posibles mediciones. Entretanto, la sostenibilidad también ha ganado importancia como pilar del desarrollo. Para el informe de 2020, el PNUD incluyó otro índice con una cuarta dimensión relacionada con el medioambiente. Algunos países con IDH más elevados han perdido bastantes posiciones al considerarse su impacto ambiental, mientras que aquellos con IDH bajos apenas varían su puntuación, si bien son los más perjudicados por las catástrofes climáticas. La pandemia de covid-19, además, provocó un descenso generalizado en los valores del índice de desarrollo humano por primera vez desde 1990, ya que influyó en todas las dimensiones de los indicadores.