El índice de desarrollo humano (IDH) es un indicador que mide el desarrollo humano de un país a través de dimensiones de salud, educación y economía.
El PNUD entiende por “desarrollo humano” la prosperidad de un país según las posibilidades y libertades que ofrece a sus habitantes para vivir como desean, evaluado en tres dimensiones.
En un principio, la dimensión sanitaria se medía con la esperanza de vida al nacer; los indicadores de educación eran la tasa de alfabetización en adultos y la tasa bruta de matriculación en educación primaria, secundaria y terciaria, y el indicador económico era el PIB per cápita.
Desde 2010 la dimensión educativa pasó a medirse con la media de años de escolarización y los años de escolarización esperados al nacer, y el indicador económico se sustituyó por la renta nacional bruta per cápita.
Para obtener el índice de desarrollo humano de un país, se calcula la media geométrica de las tres dimensiones.
Su resultado es una cifra entre cero y uno.
Los 192 países considerados quedan así divididos en cuatro categorías según su índice, que permite compararlos.
El índice de desarrollo humano ha ayudado a asentar una visión del desarrollo más allá de la dimensión económica.
No obstante, el problema de fondo del IDH es conceptual, ya que existen distintas nociones sobre el desarrollo y sus posibles mediciones.
Hasta su mayor defensor, la ONU, ha admitido que el índice no es capaz de dar una medida completa del desarrollo, a pesar de su valor.
Para el informe de 2020, el PNUD incluyó otro índice con una cuarta dimensión relacionada con el medioambiente.
Mientras que Luxemburgo cayó de la posición veintitrés a la 154, por ejemplo, Costa Rica subió de la 62 a la veinticinco.
Por tanto, los bajos niveles de desarrollo humano de ciertos países pueden estar relacionados con su mayor degradación del medioambiente.
La pandemia de covid-19, además, provocó un descenso generalizado en los valores del índice de desarrollo humano por primera vez desde 1990, ya que influyó en todas las dimensiones de los indicadores.
Además, la pandemia llevó a introducir una nueva dimensión para el desarrollo humano: la salud mental.