Para prepararte para un torneo, primero necesitas definir tu objetivo realista para el torneo, antes de competir, aclara tu foco, ¿qué esperas de este torneo?
Algunas opciones válidas pueden ser: Jugar con confianza y sin miedo a perder.
Probar una apertura que estuviste entrenando.
Concentrarte en tomar buenas decisiones, más allá del resultado.
Aprender de cada partida y mantenerte estable emocionalmente.
Evita fijarte únicamente en “ganar” o “hacer muchos puntos”.
Tu objetivo debe estar en lo que tú puedes controlar.
La visualización es una técnica usada por deportistas de élite.
Pero no se trata solo de imaginarte ganando, sino de imaginar cómo quieres estar durante la partida:
Sentado/a con buena postura.
Respirando tranquilo/a antes de cada jugada.
Aceptando los errores sin perder el control.
Reajustando tu plan si algo sale mal, sin dramatizar.
Visualizar tu actitud refuerza tus recursos mentales cuando llega el momento real.
Te permitirá mantener la concentración durante la partida de ajedrez.
Lo que te dices a ti mismo/a antes del torneo importa.
Si te repites “voy a perder” o “seguro me equivoco”, eso genera tensión y bloqueo.
En cambio, puedes usar frases como: “Estoy preparado/a para jugar con calma.”
“Voy a tomar buenas decisiones, jugada a jugada.”
“Si algo sale mal, me recupero.”
“Confío en lo que entrené.”
Estas afirmaciones no son magia: son recordatorios de que puedes jugar desde la seguridad, no desde el miedo.
Una rutina te da estructura y reduce la incertidumbre.
Aquí tienes una guía simple:
La noche anterior: Prepara tu material (mochila, ropa, planilla…).
Revisa tus aperturas solo de forma ligera.
Haz algo que te relaje: paseo, música, lectura…
Apaga pantallas y duerme a una hora razonable.
El día del torneo: Despierta con tiempo para no correr.
Haz respiraciones profundas o ejercicios suaves.
Recuérdate tu objetivo (actitud, no resultado).
Llega con calma y sin prisas al lugar de juego.
Una rutina bien pensada te permite empezar la partida en tu mejor estado posible.
Estar algo nervioso/a antes de un torneo es normal.
Incluso útil.
El problema no es sentir nervios, sino dejar que te dominen.
Aquí algunas ideas: No intentes “calmarte a la fuerza”.
Respira y acepta la emoción.
Recuerda que los nervios suelen desaparecer al empezar a jugar.
Convierte esa energía en foco: usa los nervios como activación.
Respirar, moverte y tener claro tu objetivo te ayuda a regularte mejor.