No alude a esa facultad que te permite montar en bici aunque lleves años sin hacerlo, ya que esa se desarrolla a nivel neuronal.
Se calcula que la memoria muscular dura unas 72 horas, lo que remite a la constancia: si haces ejercicio regularmente, lograrás potenciarla.
No hacer descansos resultaría contraproducente.
Intercalar días de descanso es útil para evitar el deterioro muscular, luego hay que buscar el equilibrio entre aprovechar la memoria de los músculos y someterlos a un trabajo excesivo que podría poner en riesgo la salud.
Hay otros factores que intervienen en la memoria muscular, como la edad, la alimentación, el tipo de actividad y, nuevamente, factores genéticos y metabólicos.
Las fibras pierden volumen si no se entrenan con suficiente regularidad, pero el núcleo se mantiene estable.
Eso motivará que, al retomar el entrenamiento, sea más fácil recuperar la masa muscular que se ha perdido.
Los resultados fueron elocuentes: la células de las piernas que ejercitaron durante 10 semanas los participantes estaban más preparadas para desarrollar volumen y fuerza tras 20 semanas de reposo, tanto a nivel genético como metabólico.
La mejora de la memoria muscular, que interviene en la capacidad de recuperación, es un beneficio más de los muchos que tiene la actividad física.
Por eso es importante mantenernos activos a lo largo de la vida, más aún durante la juventud, por prevención y por aprovechar las capacidades que tiene el cuerpo y luego se van deteriorando.