La cinta espera a las gimnastas a la entrada del pabellón. Espray en mano, rocía una solución de lejía en las suelas de las zapatillas de las deportistas. Tenemos que hacer una cola de dos metros entre cada persona, limpiarnos las suelas de la zapatillas con lejía, nos miran la temperatura y nos ponemos gel. Luego, en el vestuario dejamos todas las cosas y, una vez entramos a la pista, lo hacemos con mascarilla y colocamos los objetos a dos metros de distancia cada uno. He tenido más de 20 bajas durante el confinamiento, bien por desmotivación, al no tener un campeonato del mundo en el horizonte; otras, por tema económico. Primero, era necesario que todo el mundo tuviera Internet en casa. Las dos primeras semanas estuvimos en un parque entrenando, porque el pabellón no estaba abierto. Tenía muchas ganas de volver a entrenar como hacíamos antes. Es todo muy raro pero queremos que se retomen las competiciones y vuelva la normalidad cuanto antes. Ellas se tienen que tocar. No sé cómo vamos a volver en septiembre, si vamos a disponer de espacio, si nos van a permitir el contacto durante los entrenamientos. Hemos entrenado por videollamada, y no es lo mismo. Lo que son parejas, tríos, grupos, aerodance... todo eso, que era más de la mitad de la competición, no se va a poder hacer.