Tienen integridad y coherencia. La integridad se compone de la consistencia de quien eres como ser humano, y, al igual que la coherencia, abarca los distintos planos de la vida. Viven y transmiten sus valores. Una persona digna de confianza transita los ámbitos de la vida sobre ciertos valores que, como los pilares de una casa, constituyen la esencia de quien es. Se identifican con su proyecto. La pasión es su guía; son entusiastas, enérgicos y usualmente lideran a partir de un estilo muy personal, que los demás pueden identificar claramente, aunque a veces es difícil de definir con palabras. Comunicación asertiva. Desde esta perspectiva, tienen la habilidad de escucha muy desarrollada, la que, junto con sus observaciones atinadas la mayoría de las veces, permiten construir estadíos superadores de los problemas que puedan presentarse. Son empáticos. Cuando se genera el marco de confianza, es fundamental la habilidad de ponerse en el lugar del otro para ver las cosas desde su perspectiva. Tienen poder de convicción. La persona digna de confianza suele expresarla a través de sus hechos, más que de las palabras. Crean experiencias en los demás. Como forma de darle valor a la confianza que va generando, estas personas se dedican a inspirar a otros a través de sus actos, más que de sus palabras.