Es fundamental que el entrenador conozca su propio perfil, es decir: Si es un entrenador fuerte para incorporarse a mitad de temporada e inyectar motivación cuando esta falta; Si es un entrenador fuerte en la resolución de conflictos; Si es un entrenador formador (trabajando con equipos juveniles); Si es un entrenador con una personalidad fuerte, que transmite unión y liderazgo; Si es un entrenador exigente, pero que solo dura entre 1 o 2 temporadas debido al desgaste; Si es un entrenador para proyectos a largo plazo (4, 5 años o más) en el mismo club.
Una vez que haya realizado su reflexión y encontrado sus respuestas, el entrenador estará más seguro de sí mismo, confiado en su futuro y en su próxima elección.
A veces, la paciencia es la clave del éxito.
Tras analizar las propuestas de los clubes y sus proyectos, el camino a seguir será más claro, ya que ambas partes (club y entrenador) deben converger en el mismo sentido.
Después de aceptar una propuesta, es fundamental reflexionar sobre algunos aspectos importantes, tales como: la historia del club; sus mejores temporadas; el/los sistema/s táctico/s en los que el equipo ha jugado con más frecuencia y con mayor éxito; cuáles han sido las mejores transferencias del club; los jugadores que tiene la plantilla y aquellos que pueden ser fichados, para que las ideas del entrenador puedan aplicarse en el campo.
Para que un entrenador esté más cerca de la victoria, más allá de tener buenos jugadores, es necesario tener buenos entrenamientos y a los mejores jugadores disponibles para interpretar las ideas del entrenador.
Cuando las tres partes (Club, Entrenador, Jugadores) están alineadas con una idea y objetivo común, la alegría, la satisfacción y la felicidad estarán presentes en los partidos, lo que proporcionará un buen ambiente para los aficionados.
No debemos olvidar que el fútbol es entretenimiento y nuestro deber es distraer a los aficionados y hacerles olvidar, aunque sea solo por 90 minutos, los problemas de sus vidas.
Esta es la magia del fútbol.