Shenkman añade que, en el caso de las personas que hacen ejercicio con regularidad, estas adaptaciones se producen con mayor eficacia, ya que el organismo está acostumbrado a las "tensiones del ejercicio", lo que permite a los músculos extraer y utilizar el oxígeno con mayor facilidad.
Esto es esencial, ya que la sangre proporciona oxígeno y nutrientes a los músculos esqueléticos para que puedan adaptarse a una mayor actividad.
La tensión arterial también aumenta, sobre todo la tensión arterial sistólica.
El aumento de la frecuencia cardiaca, el volumen sistólico y la presión arterial conducen a un mayor gasto cardiaco o flujo sanguíneo.
A medida que los niveles de norepinefrina se aceleran los latidos del corazón y los vasos sanguíneos se contraen para elevar la presión arterial, lo que garantiza que los nutrientes lleguen rápidamente a los músculos que trabajan, añade Lancaster.
Para satisfacer las demandas del ejercicio, el cuerpo reasigna sus recursos, detalla Shenkman.
El flujo sanguíneo se desvía de los órganos que necesitan menos durante la actividad física, como los intestinos, y se redirige a los músculos.
Este cambio garantiza que los músculos esqueléticos reciban el oxígeno y la glucosa que necesitan para mantenerse en movimiento.
Los músculos esqueléticos tienen una respuesta metabólica a la fase inicial de la actividad, además de que las reservas de fosfocreatina proporcionan una ráfaga inicial de energía durante unos 10 segundos del ejercicio.
Cuando los músculos necesitan más oxígeno, el sistema respiratorio entra en acción.
La respiración se hace más profunda y los músculos del diafragma y la caja torácica trabajan más para aspirar hasta 15 veces más oxígeno que en reposo.
Mentalmente, el ejercicio ayuda a preparar el cerebro para la neuroplasticidad, haciéndolo más adaptable y abierto al aprendizaje.
El cerebro empieza a formar nuevas neuronas, sobre todo en zonas relacionadas con la memoria, como el hipocampo.
Esto sienta las bases de un pensamiento más agudo y del equilibrio emocional.
La adrenalina se dispara y da un subidón de energía, seguido de un torrente de endorfinas que mejoran el humor y alivian el estrés.
Estas hormonas actúan como estimulantes naturales del estado de ánimo y alivian el estrés.
Las investigaciones demuestran que hasta 10 minutos de ejercicio vigoroso diario están relacionados con un menor riesgo de muerte, y que el ejercicio regular puede ayudar al estado de ánimo y al sueño.