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¿Qué le pasa al cuerpo cuando recibe un disparo?

Cristian Grijalva
Cristian Grijalva
2025-07-18 16:41:20
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Me dispararon en el pie hace unos dos años con un calibre 45. Entró por un lado y salió por el otro, pulverizando parte del hueso también. No sentí dolor alguno, solo supe que me habían disparado por la sangre. En el hospital, media hora después, me empezó a doler un poco. Los testimonios describen sensaciones iniciales de entumecimiento, comparadas a menudo con una picadura de avispa o una quemadura solar intensa en un punto específico. Es importante destacar que estas experiencias pueden variar según la ubicación de la herida y el calibre del arma utilizada. El calibre del arma es un factor determinante en la intensidad del dolor experimentado. Las personas que reciben disparos con armas de calibre bajo, como el .22, suelen describir una sensación similar a una picadura de avispa. Por otro lado, las balas de mayor calibre o las balas huecas, que se desintegran al impactar, causan un daño más extenso y suelen generar un mayor nivel de dolor. Los testimonios de militares heridos en servicio revelan un dolor insoportable inmediatamente después de ser disparados, ya que suelen enfrentarse a armas de mayor calibre. Si bien el nivel de energía y la producción de adrenalina permiten que el cuerpo siga funcionando incluso después de recibir un disparo, este estado de supervivencia es temporal y no convierte a una persona en un superhéroe. A largo plazo, la recuperación y la rehabilitación son mucho más difíciles que el momento del disparo en sí. Los meses posteriores al incidente suelen ser agotadores, dolorosos e incómodos. Además, las cicatrices psicológicas pueden ser más profundas que las físicas, ya que muchos sobrevivientes luchan con el estrés postraumático, el miedo, la ansiedad y la angustia.
Guillermo Alcaráz
Guillermo Alcaráz
2025-07-18 14:38:26
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El punto donde una bala hace impacto y penetración contusiva crea, por lo general, una herida por bala. Es posible que la bala se fragmente antes de chocar con el cuerpo o bien puede atravesar extremidades en su trayectoria, causando varios orificios que van a provocar al individuo una muerte instantánea o lesiones graves. Las lesiones penetrantes del tórax por proyectil suelen causar fracturas de las costillas con fragmentos óseos que terminan incrustados en el parénquima pulmonar. El recorrido realizado por la bala dentro de un cuerpo se conoce como trayecto, mientras que el recorrido de la bala fuera del cuerpo se conoce como trayectoria. Diversas desviaciones pueden causar una herida sin orificio de salida, mientras que en muchos casos el trayecto conlleva a un orificio de salida. Las características de una herida por arma de fuego a la entrada y a la salida, así como la extensión de la lesión dependen de un gran número de variables, como el tipo de arma usada, el calibre de la bala, la distancia al cuerpo y su trayectoria. Los disparos a quemarropa tienden a cursar con una mayor tasa bruta de mortalidad.
Natalia Carbonell
Natalia Carbonell
2025-07-18 12:41:40
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La adrenalina juega un papel clave en esto, adormeciendo la sensación de dolor en los momentos más críticos. La sensación inicial de los disparos puede compararse con una leve quemadura o picadura. El verdadero dolor suele comenzar mucho después del disparo, cuando el cuerpo comienza a “enfriarse” y el shock inicial desaparece. Muchos sobrevivientes reportan que el dolor no es inmediato debido a la adrenalina y el shock, y solo se percibe después de un tiempo, cuando el cuerpo comienza a relajarse. Un disparo cercano y directo será mucho más doloroso que uno más lejano o en un ángulo de menor impacto. Las balas de bajo calibre como el.22 suelen ser menos dolorosas, describiendo el impacto como algo similar a una picadura de avispa. Las balas de gran calibre, como las de una pistola de 9mm, causan un daño mucho mayor y el dolor es significativamente más intenso. El dolor de una herida por disparo no solo es físico. Después de un impacto, las personas enfrentan un largo proceso de recuperación física y psicológica. Las personas que sobreviven a un disparo enfrentan secuelas emocionales, como ansiedad, miedo y trastornos de estrés postraumático. Aunque el cuerpo puede seguir funcionando inmediatamente después del disparo, la recuperación física es un proceso largo y doloroso, con terapias y cuidados intensivos.