El juego es la manera en la que las niñas y los niños aprenden de forma natural, desarrollan la creatividad y la autonomía, refuerzan la imaginación, interiorizan valores y aprenden a relacionarse con los demás.
Cuando juegas con tus niñas y niños tú como adultos estás reforzando vínculos de confianza y lazos afectivos.
El juego es una excusa perfecta para lograr acercarte a ellos y conocerlos de una manera que no te permite ninguna otra actividad.
Además, jugar con los hijos es un pretexto ideal para descifrar sus pensamientos y emociones.
Un niño que juega es un niño sano, seguro y feliz.
Deja que disfrute y repita la rutina del juego cuantas veces quiera pues es así como resuelven situaciones o inquietudes.
Explícales a tus niñas y niños que pronto deberán terminar para cambiar de actividad.
Aunque los dispositivos electrónicos nos ofrecen grandes posibilidades de entretenimiento y diversión, es importante que también generes espacios de juegos tradicionales sin la mediación de celulares, tabletas o videojuegos.
Aprovecha cada oportunidad de juego para enseñarles a niñas y niños valores como el trabajo en equipo, la tolerancia, el juego limpio, la sana competencia, la honestidad, la perseverancia, la confianza, la empatía y la responsabilidad, entre otros.
Así mismo, enséñales a controlar emociones propias del juego como la frustración.