En todo centro educativo, existen normas de convivencia cuyo propósito es hacer valer los derechos y deberes de cada integrante de la comunidad.
Las normas de convivencia en el aula, indican como debe ser el comportamiento y ayudarán a resolver muchos problemas, facilitando la búsqueda de soluciones.
Estos comportamientos logran mejoras, como puntualidad, respeto, responsabilidad y la capacidad de sobreponerse a situaciones de estrés o frustración.
Entendiendo la importancia de las normas, también es muy importante cuestionarse qué tan efectivas están siendo las que se establecen en sala, y que tan eficiente es la metodología con las que se están enseñando a los estudiantes.
En función de la edad de tus estudiantes, el número de normas debería ser distinto.
Según la edad se podría optar por 3, 5 o 10 normas de clase.
De la teoría a la práctica.
En muchas ocasiones se piensa que con enunciar una norma de clase ya queda fijada en el grupo de estudiantes.
Desgraciadamente, esto no suele ocurrir.
De nada sirve explicar las normas de clase.
Las normas de clase no se explican.
Las normas de clase deben enseñarse y la mejor manera de hacerlo es a través de la puesta en práctica, es decir, dar a conocer casos prácticos en los que los estudiantes se puedan sentir identificados.
El estudiante hará suya una norma si es consciente de que esa norma de clase le puede afectar directamente a él en algún momento del curso escolar.
¿Qué significa esto?
Que debes intentar que el estudiante interiorice esa norma y la haga suya.
Otro aspecto a considerar a la hora de dar a conocer las normas de clase tiene que ver con las consecuencias de no cumplir con dichas normas.
De nada sirve enseñar una norma si el estudiante desconoce cuál es la consecuencia de incumplirla.
En este sentido, hay que ser muy claro porque cada derecho implica un determinado deber.
Es importante hacer ver a los estudiantes que el cumplimiento de una norma va en consonancia a las circunstancias que pueden rodear dicha norma, circunstancias que tienen que ver con la edad, el grupo, la materia, el entorno escolar, etc.
De ahí que sea realmente útil hacer supuestos con el grupo y ver los posibles matices que toda norma encierra.
Las normas no deberían ser algo que se enseña solamente a principio de curso y quedan como algo inamovible.
Las normas deben ser algo vivo y deberían estar sujetas a los cambios que se producen por determinadas circunstancias.
Esto quiere decir que se deberían poder eliminar, incorporar, matizar, e incluso cambiar su orden importancia.
Es de gran importancia no sólo enseñar una norma, sino de transmitir a los estudiantes qué finalidad tienen cada una de las normas trabajadas en el aula.
Entonces, ¿para qué sirve una norma?
Una norma debería ayudar a un estudiante a crecer en su desarrollo personal, a asumir determinadas responsabilidades y a tomar las mejores decisiones.