Si disparas un arma de fuego al aire, la bala viajará hasta 1,6 km hacia lo alto.
La resistencia al aire limita la velocidad, pero las balas se diseñan para ser altamente aerodinámicas, de modo que la velocidad es bastante letal si llega impactar contra una persona.
Tal y como dice el original de HowStuffWorks, en las áreas rurales la probabilidad de impacto sobre alguien es limitada por una mera cuestión probabilística, pero en las ciudades más pobladas el peligro aumenta notablemente.
En Consultorio CPI: Balas al aire analizan con más detalle la situación, y también referencian los trabajos de Cazadores de Mitos al respecto, tras lo cual concluyeron que el asunto depende sobre todo de si la bala sube totalmente en vertical o con cierto ángulo.
El resumen es que cuanto más vertical, menos peligrosa, pero cuanto menor sea el ángulo respecto a la horizontal, más fuerza tendrá y más peligroso sería el impacto.
Si el disparo es totalmente vertical, la bala caerá a plomo tras subir y detenerse en el punto más alto de su trayectoria, cayendo a la mencionada velocidad de 160 km/h.
Si te tiran una bala a la cabeza a 160 km/h, lo más probable es que te haga un buen chichón con brecha y conmoción incluidas, pero es muy poco probable que penetre el hueso.
La energía que recibe cráneo con una bala de 5 gramos a 160 km/h es equivalente a la de un martillazo con un martillo de 500 gramos a 16 km/h.
Un buen golpe, sin duda, pero no mortal de necesidad.
Si la velocidad de salida de la bala es de 300 metros por segundo, en un tiro a 45º la componente horizontal será de más de 200 metros por segundo, y al llegar al suelo puede superar fácilmente los 500 km/h, suficiente para atravesar a una persona de parte a parte.