Las estrategias competitivas son utilizadas por las empresas para competir.
Y fueron clasificadas en 1987 por M. Porter, quien las denominó «alternativas estratégicas«:
Diferenciación
Liderazgo en costes
Especialización
Mientras las estrategias de Liderazgo en Costes o de Diferenciación se dirigen a un sector, la estrategia de Especialización lo hace únicamente para una parte del mismo.
Las estrategias básicas de crecimiento son:
Expansión
Diversificación
En los casos anteriormente descritos, el «mix» de estrategias competitivas que una organización puede adoptar para competir y crear una propuesta de valor diferenciada en el mercado es muy variado y, normalmente, compuesto por varias opciones.
Aunque se ha intentado destacar aquellas estrategias por las que más apuesta cada organización, no hay que olvidar que en muchos casos, tras estrategias de diferenciación, podemos encontrar también actuaciones relativas a costes o de alta segmentación.
La idea inicial, propugnada por M. Porter, de adoptar una de las tres estrategias competitivas para competir ha quedado desfasada en la actualidad, reconociéndose que las tres estrategias genéricas, por sí solas, son “inestables”.
Dadas las nuevas circunstancias del mercado y el entorno, se necesitan modelos más dinámicos para crear ventajas competitivas.
Las estrategias genéricas pertenecen a modelos estáticos que describen a la competencia en un momento específico y que fueron útiles cuando en el mundo los cambios se daban lentamente y una determinada ventaja competitiva se mantenía durante mucho tiempo.
La realidad actual nos muestra que las ventajas de una determinada estrategia sólo duran hasta que nuestros competidores las copian o las superan.
Copiadas o superadas, las ventajas desaparecen o, incluso, se convierten en un coste.
En este contexto, la empresa solo puede explotar su ventaja competitiva durante un espacio de tiempo limitado antes de que la competencia reaccione.
Cuando esto sucede, la ventaja original empieza a debilitarse y se necesita una nueva iniciativa.
Es decir, las organizaciones no solo han de adoptar estrategias exitosas, sino también sostenibles en el tiempo, aspecto clave hoy en día.