El autor de la ilustración utilizó datos demográficos extraídos del World Factbook de la CIA y lo completó con otras estadísticas esparcidas por Wikipedia. La tarea no es sencilla porque no todos los países incluyen la etnia o la raza en sus censos. Francia o España, por ejemplo, no lo hacen, mientras que Canadá y Estados Unidos sí. En pocos espacios del planeta lo arbitrario de la división es tan evidente como en Oriente Medio y el Cáucaso. Allí, por ejemplo, Armenia y Georgia cuentan con poblaciones mayoritariamente blancas, mientras que Azerbaiyán no. El criterio seguido es cultural, no biológico. Sucede algo similar con Turquía y Grecia: es harto complejo entrever grandes diferencias de aspecto entre un hombre de la Anatolia y uno del Peloponeso, y es probable que su halotipo sea exactamente el mismo. Pese a ello, la raíz túrquica de su lengua provoca que los turcos no sean considerados blancos mientras que los griegos, de forma mayoritaria, sí. Blanco es un code name para europeo. ¿Son los kurdos blancos. ¿Es blanco un sirio. ¿Y un kurdo. ¿Y un libanés. ¿Qué pasa con los afganos. ¿Blancos o no blancos. Según a qué estadística preguntes, pueden quedar enmarcados bajo categorías distintas. Lo cierto es que la definición viene marcada por las asunciones culturales del encuestador. El fenómeno migratorio provocó que el censo optara por crear una categoría distinta para los millones de latinos que llegaron a Estados Unidos, apartándolos de la definición de blancos. Así, a día de hoy un mexicano puede ser así de blanco y, pese a todo, merecer otra consideración en el censo. Todo ello mientras los españoles no son considerados como hispanos por las mismas estadísticas, sino como blancos de raíz europea. Como el propio autor del mapa explica, todas las categorías raciales son ficticias, arbitrarias. Tanto la blanca que divide en categorías distintas a un iraní y a un señor de Sicilia, como la negra que incluye en el mismo catálogo a un nilótico de Sudán del Sur, a un Etíope del altiplano y a un melanesio del Pacífico. En esencia, son constructos que se ven sometidos a la influencia de su tiempo, variando en el proceso.