El sabotaje interno es una forma de entorpecer los esfuerzos de una organización desde dentro. Se pueden utilizar métodos como insistir en hacer todo a través de canales oficiales, no permitir atajos para acelerar decisiones, dar discursos extensos y frecuentes, ilustrar puntos con anécdotas y relatos personales, y escalar asuntos a comités para un mayor estudio y consideración. También se pueden emplear tácticas como apuntar aspectos irrelevantes con frecuencia, exigir una redacción precisa de comunicaciones, resucitar asuntos cerrados, abogar por la precaución y cuestionar la idoneidad de decisiones. Además, se pueden utilizar métodos como eximir siempre las órdenes por escrito, malinterpretar órdenes, hacer preguntas interminables y retrasar la entrega de tareas. También se pueden emplear técnicas como priorizar tareas menos importantes, vigilar que tareas importantes recaigan en trabajadores menos eficientes, insistir en la perfección en cosas poco relevantes y cometer errores al entregar material. Otros métodos incluyen confundir a nuevos empleados, disminuir la moral promocionando a trabajadores ineficientes, organizar reuniones innecesarias, multiplicar el papeleo y los procesos, y aplicar directrices y procedimientos al pie de la letra. Trabajar despacio, introducir interrupciones, simular problemas con el lenguaje, expresar que las instrucciones no están claras y rellenar formularios de forma incorrecta también son métodos de sabotaje interno. Es importante que las empresas adopten tácticas para prevenir este tipo de sabotaje, como reducir la burocracia, definir claramente responsabilidades y expectativas, impartir formación adecuada y compartir y discutir estos temas internamente para identificar costumbres y rituales que necesitan cambiar.