Tener una rutina
Establecer una rutina, ya sea para comenzar nuestros días como así también para ordenar el resto de la jornada diaria, nos permite tener previsibilidad y ser más productivos, concentrándonos en objetivos claros y concretos.
Priorizar las tareas
Para no sentirnos abrumados de tareas pendientes o actividades por realizar resulta fundamental aprender a priorizar, ya que no todas las tareas son iguales y algunas requieren atención inmediata mientras que otras pueden esperar sin inconveniente.
Disfrutar de la calma
Comenzar el día a las apuradas, con prisas y así permanecer a lo largo de todo el día, puede ser algo verdaderamente estresante.
Nutrir adecuadamente al cuerpo
Alimentarnos adecuadamente resulta clave para lograr la concentración y la máxima productividad, pero también sienta las bases de la disciplina en términos de hábitos alimentarios y conciencia de salud.
Visualizar el día cada mañana
Antes de comenzar nuestra jornada de actividades, tomarnos unos minutos para visualizar cómo queremos que se desarrolle pueda resultar verdaderamente positivo.
Mantener una adecuada hidratación
Beber agua es un simple hábito que todos podemos poner en práctica para contribuir a la hidratación del organismo y así, optimizar el rendimiento cognitivo, mejorar la actividad metabólica y favorecer la salud física y la disciplina.
Practicar la gratitud
Ser agradecidos sobre las cosas que tenemos a nuestra disposición y nuestras posibilidades puede fomentar una mentalidad positiva y esto, favorecer el logro de la disciplina que estamos buscando.
Enfrentar nuestros miedos
Salir de nuestra zona de confort, enfrentando entre otras cosas nuestros miedos o potenciales amenazas, resulta fundamental para lograr la disciplina y al mismo tiempo avanzar hacia el logro de verdaderos resultados y la conclusión de tareas.
Limitar las distracciones
Las distracciones en la actualidad están a un clic de distancia, y por lo tanto, si queremos ser verdaderamente disciplinados y reducir la cantidad de tareas pendientes así como concretar con éxito actividades cotidianas resulta fundamental reducir las distracciones al máximo.
Reflexionar sobre nuestros objetivos
Pensar aunque sea un momento cada mañana acerca de los objetivos personales y profesionales que tenemos establecidos resulta clave, ya que muchas veces estos son inalcanzables o se encuentran condicionados por múltiples factores externos que pueden frustrarnos y no ayudar a lograr la disciplina que estamos intentando alcanzar.