Algo tan básico y sencillo como una buena respiración puede marcar un antes y un después en aquellas situaciones que te ponen nervioso, como una presentación o una entrevista de trabajo.
La respiración es la clave y la única solución.
Es recomendable que establezcas una rutina, no lo dejes sólo para cuando estés bajo un momento de presión.
Anímate a practicar yoga, es más que conocido por producir esa sensación de paz y sus ejercicios están basados en la respiración y los estiramientos.
Cuando está a punto de llegar ese momento que nos incomoda, que baja nuestra tensión y que nos deja sin aire, no viene mal pensar en que saldrás de la situación con éxito.
Antes de someterte al estrés, recrea un tu mente un lugar que te de paz, o imagínate haciendo, diciendo justamente lo que quisieras si los nervios no te lo impidiesen.
El poder de la mente es más fuerte de lo que creemos.
Hablar es gratis, tanto con los que te rodean como contigo mismo.
Si algo te provoca inseguridad está bien compartirlo.
Escuchar la opinión de los demás amplía nuestro punto de vista y nos ayuda a reflexionar y a encontrar una solución para el nerviosismo.
Hablar con uno mismo es traernos la calma, decir las cosas en alta voz termina auto convenciéndonos.
Ponlo en práctica.
La música templa, nos tranquiliza, nos calma.
Por eso, uno de los ejercicios que te proponemos es que cuando estés en ese momento cumbre de ansiedad, escuches música.
Lo que te proponemos es que subas el volumen de esa canción que tanto te gusta, que te llega a lo más hondo y saca tu versión más positiva.
El resultado es que, poco a poco, las melodías transforman tu ánimo, suavizan tu mente y te sentirás mucho más optimista.
Sé constante con estos ejercicios y tendrás el control en todas aquellas situaciones que antes te aceleraban el corazón.