Después de una tiroidectomía, el paciente puede notar ciertas molestias transitorias en la garganta y en la voz: voz ronca o incluso afonía. Estos síntomas son de corta duración, aproximadamente unas 2 o 3 semanas, y no necesitan tratamiento. En ocasiones, debido a la manipulación del tiroides durante la operación, se pueden producir alargamientos inadvertidos de los nervios o alteraciones por el calor que produce el instrumental sellador. Incluso, en el postoperatorio inmediato, puede aparecer una alteración en la transmisión eléctrica nerviosa por una inflamación del nervio laríngeo recurrente. Esta inflamación será secundaria a una exhaustiva disección y esqueletización del mismo. En estos casos los síntomas son de corta duración, aproximadamente unas 3 a 6 semanas y prácticamente nunca necesitan tratamiento. En el postoperatorio inmediato, puede aparecer una alteración en la transmisión eléctrico-nerviosa por una inflamación del nervio laríngeo recurrente. En estos casos, los síntomas son de corta duración, aproximadamente unas 3 a 6 semanas y prácticamente nunca necesitan tratamiento. Le podría llegar a quedar una alteración definitiva de la voz y de la respiración. Nos referimos a las lesiones nerviosas de larga duración que afectarán profundamente en la voz. Esta última, de suceder, sería una complicación grave para la calidad de vida del paciente a corto-medio plazo.