Presta atención a tus pensamientos y a las imágenes que te representas. La esencia del proceso de visualización consiste en sentir y vivir internamente lo creado mentalmente y además representar con la intensidad emocional adecuada. Uno de los objetivos de la visualización es traer a la mente una imagen lo más real posible de lo que quieres conseguir y ya de paso, ya que tienes el poder de hacerlo, si escoges una imagen potenciadora mejor. Es algo así como una representación de la meta, una asociación completa entre objetivo y la persona.
Para ello se puede realizar con un proceso de ojos cerrados en el cual la persona se concentre y asocie con la visualización, o bien la verbalice mientras se la representa mentalmente. Se puede realizar sentado, andando o de pie. Si lo vas a experimentar en primera persona y optas por sentarte, cierra los ojos, con el fin de evitar todos los estímulos que pudieran entrar a través de los ojos. La visualización requiere conseguir un buen estado de relajación y concentración. Aprovecha todo aquello que te relaja: silencio, luz tenue, aromas agradables, etc. Presta atención a tu respiración y provoca que sea consciente, pausada y profunda.
Existen algunas premisas indispensables para obtener de la visualización los resultados deseados: Tener un verdadero deseo de conseguir el objetivo propuesto. Imaginar o percibir la situación de la forma más precisa posible, con el mayor número de detalles y utilizando tantos sentidos como seas capaz y aplicando la intensidad emocional adecuada. Si no has visualizado nunca es posible que tengas alguna dificultad al principio. Como variante o complemento puedes plasmarlo en un papel para que tome más fuerza y aumente tu compromiso. La práctica de la visualización te servirá como apoyo a la motivación, ya que habrás visto el objetivo cumplido.
Empieza a imaginar o visualizar lo que tú quieres conseguir ser, hacer o tener. Hazlo con tanto detalle como sea posible. Todas las escenas, sin excepción deben ser optimistas y deben acabar con un enfoque positivo. Imagina que has conseguido tu objetivo: Aspectos visuales: Observa bien lo que “ves”, fíjate en los detalles ¿Cómo te verás cuando consigas tu objetivo? ¿Cómo te verán las personas cercanas que te quieren? Que ropa te pondrás, etc. Aspectos auditivos: Escucha “lo que dices”, ¿Qué te dirás a ti mismo? ¿Qué te dirán las personas cercanas a ti que te quieren y quieren lo mejor para ti? Siente cada palabra que “dices” Visualiza cada palabra, siente la confianza de poseer esa imagen Aspectos Kinestésicos: ¿Cómo te moverás? ¿Qué te permitirá hacer que ahora no haces? Algo que hayas querido hacer… algún reto