El hueso está formado por minerales, principalmente calcio y fosfato, tejidos dentro de una matriz flexible de colágeno y proteína.
Pero en el pedaleo sobre la bici, la estructura ósea de la pierna no soporta peso y está en gran parte libre de impactos.
Por esta razón, los ciclistas pueden sufrir un debilitamiento de los huesos, la denominada osteoporosis.
Centrándonos en el entrenamiento en el rodillo, además del exceso de horas que le estamos dedicando durante el confinamiento, hay también que tener en cuenta la pérdida de calcio que se produce a través de la cuantiosa sudoración provocada por el ejercicio en interior.
Varios días consecutivos de rodillo pueden aumentar la descomposición ósea ya que los niveles de hormonas como el cortisol y la testosterona pueden verse afectados, lo que limita el crecimiento óseo.
Incluir días de descanso ayuda a restaurar los niveles hormonales, minimizando la pérdida ósea.
El calcio se encarga de mantener la densidad y la fuerza del hueso.
Independientemente de la edad o el sexo, este mineral es muy importante para conservar la salud ósea.
Y en los ciclistas y triatletas es realmente crucial porque el calcio se pierde a través del sudor.
Durante las sesiones intensas, se pueden perder hasta 200 mg de calcio por hora, la cantidad que se encuentra en un vaso pequeño de leche.
Una manera sencilla de proteger los huesos es hacer una comida rica en calcio antes de entrenar y, en general, llevando una dieta que nos aporte la cantidad necesaria de este mineral.