Los disparadores emocionales llamados comúnmente triggers son situaciones o acontecimientos de la vida cotidiana. Estos disparadores generan reacciones emocionales desproporcionadas de manera automática, acompañadas de una sobreactivación a nivel fisiológico. Un disparador emocional puede ser ir en el metro y ver a dos personas mirarte y después reírse y asociarlo inconscientemente con recuerdos del bullying sufrido en el colegio, puede ser que alguien te toque o se acerque demasiado y sin permiso, un olor, una película, ver una noticia sobre una agresión o sobre una tragedia. Un disparador puede ser también un tono de voz elevado y agresivo, una mirada, una risa, que no contesten a un mensaje o que nos den muchas negativas para quedar.
La dificultad inherente de trabajar los disparadores emocionales es que cuando la persona llega a consulta los desconoce, son la mayor parte de las veces inconscientes y por tanto no sabe como regular todo lo que se genera a continuación de experimentarlo.