Lo primero es proteger a todos los implicados, incluyéndote a ti mismo.
Evalúa el riesgo:
Antes de acercarte al lugar del accidente, asegúrate de que no haya peligros inminentes como fuego, cables eléctricos sueltos, o tráfico continuo que pueda causar otro accidente.
Usa el chaleco reflectante:
Aumenta tu visibilidad para evitar convertirte en otra víctima.
Este simple paso puede salvar tu vida y la de otros.
Coloca los triángulos a una distancia de aproximadamente 150 metros del lugar del accidente, tanto en carreteras como en vías urbanas.
Esto alertará a otros conductores y ayudará a evitar colisiones secundarias.
Además, emplea la señal V16, la nueva señal luminosa de emergencia, para mejorar aún más la visibilidad y alertar a otros conductores de la presencia del accidente.
La información clara y precisa que proporcionas puede ayudar a los servicios de emergencia a prepararse adecuadamente para la situación.
Una respuesta rápida puede salvar vidas.
Llama al 112:
Comunícate con los servicios de emergencia tan pronto como sea posible.
Proporciona la ubicación exacta del accidente, el número de vehículos involucrados, y el estado general de los heridos.
Describe cualquier peligro adicional que pueda existir, como derrames de líquidos inflamables o riesgos de explosión.
Mantén la calma:
Evalúa la situación del herido:
Si no tienes formación médica, no intentes mover al herido a menos que haya riesgo inminente de más daños, como en caso de incendio o peligro de atropello.
Actuar con cuidado.
Cuando te encuentres en la posición de ser testigo o parte de un accidente de tráfico, recuerda que tu respuesta inicial puede ser determinante.
Mantén la calma, aplica los principios del sistema PAS y actúa con empatía y precaución.