La fatiga o cansancio visual no es una afección ocular en sí misma, sino un síndrome o conjunto de síntomas molestos que afectan al globo ocular y a su entorno, así como a la capacidad de visión. La fatiga o cansancio visual y sus síntomas característicos suelen manifestarse cuando el afectado realiza actividades que implican enfocar objetos de cerca o fijar la vista en puntos muy determinados, durante largos periodos de tiempo. Las personas que sufren fatiga visual experimentan algunos o todos los síntomas de la siguiente lista: Ojos llorosos y/o irritados. Pesadez o molestias en párpados y ojos. Visión borrosa. Problemas de enfoque. Dolores de cabeza leves. Movimientos involuntarios del párpado. Los síntomas de la fatiga visual son coincidentes con los de otras afecciones oculares. Cuando miramos algo de cerca, como la pantalla de un ordenador o un teléfono móvil, el músculo ciliar se contrae y el cristalino del ojo se comba de forma natural. La disminución de la frecuencia del parpadeo también provoca fatiga ocular. La disminución de la frecuencia del parpadeo deriva en fatiga ocular porque el parpadeo es el mecanismo natural para distribuir las lágrimas sobre la superficie corneal. La superficie de la córnea se alisa, agudizándose notablemente la vista. Cuando la frecuencia del parpadeo se reduce, la superficie del ojo está más expuesta al aire y, por tanto, a la evaporación de la lágrima. Esto crea discontinuidades en la película lagrimal y provoca la irregularidad de la superficie corneal, siendo esa la causa de que se vea borroso y de que se presente sequedad e irritación. Además, cuando la persona afectada ve borroso, incrementa involuntariamente el esfuerzo ocular, lo que empeora los síntomas de la fatiga visual.