El conjunto muscular más afectado al momento de patear un balón es el de los músculos de la pierna superior.
Los cuádriceps, los isquiotibiales y los glúteos son los encargados de flexionar y extender la rodilla de la pierna con la que ejecutas el disparo.
Además, estos movimientos producen un efecto también en los flexores de la cadera, dado que están unidos a ella a través del fémur.
La cadera es la encargada de articular las acciones de cada pierna.
Con ayuda de los glúteos, participa mediante su extensión al movimiento de llevar la pierna hacia atrás para tomar impulso.
En la pierna de apoyo, cuádriceps e isquiotibiales aportan la estabilidad necesaria.
De este modo, se puede ejecutar la patada con la dirección y la potencia deseadas.
Los músculos del core también son los encargados de aportar estabilidad y también cierto movimiento en el momento de patear.
Si bien es un trabajo mayoritariamente de piernas, es imposible patear sin mover el pecho y los hombros.
El músculo tibial anterior está situado en la parte lateral o externa de la tibia.
Cuando un individuo patea, su tobillo se dobla.
Al apuntar los dedos hacia abajo, lo que hacemos es una flexión plantar; en cambio, el dirigirlos hacia arriba, hacemos una flexión dorsal.
Precisamente, el tibial anterior entra en acción en la flexión dorsal.
Para la flexión plantar, en cambio, es necesario el trabajo de los gemelos y el sóleo.