Identifica la emoción. Para aprender a notar e identificar tus sentimientos es necesaria la práctica. Además de concentrarte en tus sentimientos, presta atención a tu cuerpo. Tal vez, con algunas emociones, tengas sensaciones en el cuerpo; quizás sientas calor en el rostro o los músculos tensos. Sé consciente de cómo te sientes. Cuando tengas una emoción negativa, como el enfado, intenta ponerle un nombre a lo que sientes. Esto es mucho mejor que hacer de cuenta que no tienes ese sentimiento o perder la calma. Descubre qué es lo que causó el sentimiento. Comprender el motivo de tus sentimientos te ayudará a decidir cuál es la mejor manera de abordarlos. No busques un culpable. Ser capaz de reconocer y explicar tus emociones no es lo mismo que culpar a alguien o algo por la manera en la que te sientes. Acepta todas tus emociones como naturales y comprensibles. No te juzgues por las emociones que sientes. Es normal que las sientas. Reconocer cómo te sientes puede ayudarte a superarlo; por lo tanto, no seas tan duro contigo. Una vez que hayas identificado y comprendido lo que estás sintiendo, puedes decidir qué necesitas para expresar tu emoción. A veces, es suficiente procesar mentalmente cómo uno se siente, pero en otros casos, querrás hacer algo para sentirte mejor. Piensa cuál es la mejor manera de expresar tu emoción. ¿Debes confrontar amablemente a otra persona? ¿Hablar con un amigo? ¿O es mejor que salgas a correr para descargar lo que sientes? Aprende a cambiar tu estado de ánimo. Intenta hacer cosas que te hagan feliz, aunque no tengas ganas. Por ejemplo, tal vez no estés de humor para salir después de haber terminado una relación. Pero salir a caminar o mirar una película divertida con amigos puede animarte y sacarte de un espacio negativo. Favorece las emociones positivas. Genérate el hábito de centrarte en las cosas buenas que hay en tu vida, aunque sean pequeñas. Podría tratarse de las felicitaciones de tus padres porque arreglaste la red wifi o por lo deliciosa que estaba la ensalada que preparaste para el almuerzo. Prestar atención a las cosas buenas, incluso cuando te sientas mal, puede ayudar a cambiar tu estado de ánimo de negativo a positivo. Busca apoyo. Habla sobre cómo te sientes con tus padres, con un adulto en quien confíes o con un amigo. Esto te puede ayudar a analizar tus emociones y darte un punto de vista diferente de las cosas. Haz ejercicio físico. La actividad física ayuda al cerebro a generar sustancias químicas naturales que pueden mejorar el estado de ánimo. El ejercicio físico también libera el estrés y ayuda a evitar que te centres en los sentimientos negativos.