Todas las personas que quieran obtener o prorrogar cualquier permiso o licencia de conducción están obligadas a someterse a unas pruebas y exploraciones necesarias que serán las que determinen si reunimos o no las aptitudes psicofísicas requeridas para seguir conduciendo.
Todas estas pruebas son practicadas por los centros de reconocimiento de conductores autorizados, los cuales emitirán un informe de aptitud psicofísica.
Se pide así que el conductor pueda manejar adecuadamente el vehículo y sus mandos para no comprometer la seguridad vial y conseguir una utilización responsable del vehículo.
¿Qué se vigila?
Por un lado, la capacidad visual, la capacidad auditiva y el sistema locomotor.
También se valora el sistema cardiovascular, trastornos hematológicos, el sistema renal, el sistema respiratorio, enfermedades metabólicas y endocrinas, el sistema nervioso y muscular, trastornos mentales y de conducta, trastornos relacionados con la adicción a drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o de bebidas alcohólicas; y la aptitud perceptivo-motora.
Un control bien hecho no puede durar menos de 20 minutos, según los expertos.
Todas las pruebas quedan fijadas en el Reglamento de centros de reconocimiento destinados a verificar las aptitudes psicofísicas de los conductores.
En primer lugar, un médico nos preguntará si padecemos algún tipo de enfermedad, si tomamos medicamentos de manera habitual, si tenemos algún otro síntoma…
El facultativo nos realizará una revisión general para comprobar nuestra tensión, valoración de la fuerza muscular, auscultación cardio-pulmonar…
Una prueba obligatoria es la relativa a la vista.
Comprobarán nuestra agudeza visual preguntándonos por las letras de un panel colocado a una distancia prudente.
También analizarán nuestra reacción al deslumbramiento, la posible existencia de cataratas o problemas de motilidad ocular.
El médico decidirá si estamos bien o si necesitamos un examen en profundidad.
Igualmente, un psicólogo será el encargado de comprobar, mediante pruebas de destreza, que conservamos los reflejos y capacidad de coordinación necesaria.
Una prueba muy usada es aquella en la que, tomando el control de dos círculos (una con cada mano), tenemos que dirigirlos evitando tocar las líneas.
Por último, seremos sometidos a una prueba para comprobar nuestra capacidad auditiva y una prueba de coordinación de pies y manos llamada ‘reacciones múltiples’.