Una herida por arma de fuego es un tipo de traumatismo causado por agresión con disparo de un arma de fuego, tales como armas ligeras, incluyendo pistolas, revólveres, escopetas, subfusiles y ametralladoras.
En términos de salud pública, se estima que ocurren más de 500 000 lesiones cada año por el uso de armas de fuego.
La Organización Mundial de la Salud estimó en 2001 que esas heridas representaron aproximadamente un cuarto de las 2,3 millones de muertes violentas: 42 % de ellas por suicidios, 32 % homicidios y 26 % relacionados con guerras y otros conflictos armados.
El punto donde una bala hace impacto y penetración contusiva crea, por lo general, una herida por bala.
Es posible que la bala se fragmente antes de chocar con el cuerpo o bien puede atravesar extremidades en su trayectoria, causando una bala varios orificios que van a provocar al individuo una muerte instantánea o lesiones graves (que también pueden provocar la muerte).
Corazón de un sujeto masculino de 26 años de edad atravesado por una bala, disparo atribuido a un homicidio.
La forma característica de una herida de bala es ovalada o redondeada.
Los orificios causados por disparos de corta distancia o de contacto suelen dejar un orificio de forma estrellada, mientras que los disparos más distantes tornan los orificios de entrada en forma de ojal.
El grado de elasticidad del tejido que contacta la bala condiciona el tamaño del orificio de entrada, de tal manera que este puede ser del mismo tamaño, menor o mayor que la bala misma.
El recorrido realizado por la bala dentro de un cuerpo se conoce como trayecto, mientras que el recorrido de la bala fuera del cuerpo se conoce como trayectoria.
Diversas desviaciones pueden causar una herida sin orificio de salida, mientras que en muchos casos el trayecto conlleva a un orificio de salida.