Cabe decir, que dicha transición no es sencilla, hay que tener paciencia y en algunos casos, la persona dependiendo de algunos factores como la dominancia, años, lateralidad… no lo llega a conseguir. Normalmente un diestro puede sentirse más cómodo con el ojo dominante derecho, por lo tanto elegirá la imagen de la parte derecha. Hay personas que cuando la lateralidad y el ojo director es diferente, por ejemplo un zurdo que apunte con el ojo diestro, aprende desde joven a disparar con el no dominante, cerrando el director, para que le sea más fácil el enfoque y por lo tanto el disparo. Al abrir los dos ojos, con el paso del tiempo, esa naturalidad de tirar con el ojo no dominante, puede verse afectada al volver a dominar el ojo otro ojo, director por naturaleza, provocando confusiones visuales en el momento de encarar y apuntar. Es importante decir que una persona que padezca de ambliopía u ojo vago, dependiendo de la agudeza visual que posea, va a ser difícil que su ojo director sea ese. Cambiar una constumbre de muchos años, es difícil, y en el sistema visual mucho más. Cambiar la visión de un ojo a dos en el tiro es un trabajo arduo, de paciencia y constancia.