Tratá siempre las armas como si estuvieran cargadas.
Nunca dirijas la boca del arma hacia una persona.
Mientras no la uses, mantené el arma descargada, con el cerrojo abierto o el tambor volcado.
Nunca pongas el dedo sobre la cola del disparador.
En el hogar es conveniente que todos los miembros de la familia conozcan los rudimentos en materia de seguridad con armas de fuego.
Evitá despertar la curiosidad de los niños y no dejes al alcance de ellos las armas que poseas o sus municiones.
Explicales a los chicos el riesgo que implica el manejo inadecuado de las armas de fuego.
Enseñales que las armas de fuego no son juguetes.
Guardá tu arma de fuego, descargada y separada de su munición, en un lugar seguro bajo llave, preferentemente en una caja fuerte.
Deberás prestar especial atención al desempeño de los novatos.
Aprendé a utilizar un arma en forma adecuada.
Las armas no tienen seguros ciento por ciento confiables.
La seguridad depende de tu capacitación para usarla.
Verificá que los cartuchos a utilizar son los adecuados en calibre, potencia y vida útil.
Conocé las condiciones bajo las cuales usarás tu arma.
Tené la precaución de chequear qué hay detrás del blanco.
Jamás dispares en caso de no saber donde será detenido el proyectil.
Usá las protecciones necesarias, como anteojos y protectores auditivos.
Recordá que gases remanentes de la combustión, fragmentos incandescentes de pólvora o las vainas pueden dañar los ojos.
Guardá tus armas en lugares seguros e inaccesibles para personas no autorizadas.