Y no, aceptación no es “he cometido un error y es que normal, porque soy tonta”, “es que soy horrible porque nadie hubiera metido la pata ahí”, etc.
Aceptar nuestros errores es algo más complicado, es un proceso de introspección, comprensión y amor propio que nos permita llegar al punto de “cometí un error, al igual que le ocurre al resto de personas de vez en cuando, pero aprendí el mensaje que con él venía”.
Y es que dejar los juicios sobre nosotras mismas al cometerlos y observarlos desde la curiosidad, aunque sea una sensación desagradable, es la única vía para conocer el mensaje del error, porque eso es lo bueno de ellos, que traen consigo aprendizajes muy valiosos si somos capaces de mantener cierta distancia objetiva con respecto a él y evitar así caer en creencias catastróficas, generalizaciones o cualquier tipo de sesgo sobre nuestra percepción sobre el fallo cometido.
Se debe a que, en general, en el estilo de crianza que nuestros padres aplicaron sobre nosotros se nos mostraban nuestros errores como algo “horrible”, focalizándose toda la atención en los castigos que supondría o en recalcar la responsabilidad que teníamos sobre ellos, por supuesto que es importante, que poco a poco, los pequeños conozcan que sus acciones (aciertos y errores) tienen consecuencias, pero igual de importante es enseñar a descubrirles el mensaje/aprendizaje que todo fallo trae consigo.
Así que por favor, no eres ni tonta, ni torpe, ni una inútil por haber cometido un error, obviamente que estos siempre traen consigo emociones y sensaciones desagradables, pero son estas mismas las que a través de la experiencia directa nos enseñarán más y nos permitirán un mayor aprendizaje sobre nosotros y sobre el tipo de personas que queremos ser.
Y me remito a lo ya mencionado, no soy para nada un ejemplo a seguir en casi nada ya que yo también ando “en obras” en este tema siendo tantísimo el vértigo y miedo a cometer errores que siempre me quedo con las ganas de lanzarme o de ser quien quiero ser, pero es que sólo tenemos una vida y no podemos quedarnos contemplándola intentando no fallar, así que permitámonos cometer muchos errores y aprender de ellos tanto como podamos, al final, si llegamos a ver los errores como oportunidades de crecimiento habremos conseguido que nuestra vida esté llena de experiencias y aprendizajes que sólo son posibles de adquirir si eres capaz de decir en voz alta:
-“Soy una persona, y como tal, cometo errores”.