Para no cometer errores es necesario sustituir la culpa por la responsabilidad, es sencillo culparse, pero no tanto responsabilizarse. De forma madura, comprensiva y compasiva con nosotros mismos, reconocer dónde fallamos es sabio y muy recomendable. Cuando te responsabilizas, asumes y tomas el control del asunto, mantienes tu poder personal y te fortaleces. Otro aspecto importante es relativizar, todos somos humanos y afortunadamente, no lo sabemos todo, ¿Qué es lo peor que puede pasar después de cometer este error? ¿Se acaban todas las posibilidades? ¿No tendrás ninguna forma de enmendarlo? ¿No hay ninguna solución acaso? Estamos en esta vida con un gran objetivo común: el aprendizaje y crecimiento continuo. Cada error es un ensayo, una experiencia, una práctica que nos acerca más y más a nuestra mejor versión.
No te castigues, Equivocarse es humano, perdónate y concédete un espacio para asimilar lo ocurrido. Responsabilízate de tus actos, si tomaste una decisión concreta es porque en ese momento creíste que era lo más conveniente, no eches balones fuera o trates de buscar la forma de justificarte. Lo hecho, hecho está. No tropieces con la misma piedra, aprende la lección, no la olvides y exprime al máximo esa experiencia. Estoy segura de que algo podrás sacar en claro y si alguna vez te vuelves a ver en una situación similar, recuerda que una vez te equivocaste para ahora escoger una mejor opción.
No te rindas, que esta equivocación no sirva de pretexto para frenar tus sueños, piensa que tan sólo ha sido una forma de saber por dónde no debes ir y que esto te ayudará a seleccionar mejor tus caminos. No te compares, a veces nuestro afán por mirar a los que tenemos alrededor nos carga con demasiado peso a las espaldas, no te exijas vivir la vida de otros, puede que ellos no se equivocaran y tú sí, pero eso no quiere decir que ellos vayan por el camino correcto y tú no. Cada uno tiene su evolución y cada cual es diferente, céntrate en ti mismo y deja atrás las comparaciones.