La velocidad es importante pero la precisión lo es aún más.
En los cursos de formación que imparte Kyle Lamb, se pide a los alumnos que se esfuercen en disparar lo más rápido posible y en mantener los impactos en una pequeña zona del centro del blanco.
La pérdida de precisión en la colocación de los impactos durante un enfrentamiento armado respecto a la de los entrenamientos es un hecho muy habitual.
Un Operador debe ser capaz de disparar a la cabeza con una pistola de servicio a 25 yardas y debe ser capaz de hacer lo mismo a 100 yardas con su fusil de asalto.
De la experiencia en Operaciones Especiales, Kyle Lamb estima que un Operador en condiciones de estrés solo podrá disparar con aproximadamente el 50% del potencial de precisión mecánica de un arma determinada.
La combinación del arma y munición deben permitir al Operador hacer grupos de 10 disparos con una dispersión no superior a 2,5 pulgadas en los entrenamientos, a las distancias anteriormente mencionadas.
La combinación de arma y munición empleada es un factor importante, como también lo es el equilibrio entre precisión y fiabilidad del arma.
No se puede esperar que un arma de “competición” tenga la misma fiabilidad que un arma de servicio al ser empleada en situaciones de combate.
Existen armas de servicio ciertamente precisas que ensalzan sus bondades con pequeñas modificaciones en el disparador o en los elementos de puntería.
Un buen mantenimiento y limpieza del arma de servicio son fundamentales para su correcto funcionamiento.