Se ha demostrado que cuando una persona masca chicle, se reduce el estrés y se mejora la concentración al aumentar el flujo sanguíneo al cerebro.
Casi sin efectos secundarios, lo recomiendo ampliamente; téngalo en su caja de recursos para calmar el estrés.
Lo que hace al té sin endulzantes un relajante de primera categoría es la acción dual de la cafeína y un aminoácido llamado “teanina”.
El resultado es un estado de alerta relajado mediante el cual puede sobrevivir a ese bajón de media tarde, también conocido como “la hora del té”.
Está comprobado que con una caminata en un entorno natural, se disminuyen los niveles de estrés y se aclara la mente, y que no está relacionado con los beneficios aeróbicos.
Después de una mañana complicada en el trabajo, dé una caminata de diez minutos por el parque al mediodía para cambiar la perspectiva para el resto del día.
La lavanda es muy conocida por sus poderes sedativos y se ha utilizado como remedio para el insomnio, la ansiedad y el dolor por cientos de años.
Otros perfumes con propiedades reconocidas para combatir el estrés pueden ser la menta, el jazmín, la manzanilla y los cítricos.
Sin darse cuenta, la mayoría de las personas adopta una frecuencia respiratoria rápida durante la actividad del día, que imita a la respiración en respuesta al estrés.
Si pasamos de respirar inconscientemente a una respiración consciente, podemos tener el control de la respuesta al estrés.
Estar conscientes de nuestra respiración nos ayuda a reequilibrar el cuerpo y la mente.
En la práctica de conciencia plena, no hay una forma correcta de respirar, no existe una técnica.
Preste atención a la sensación que le genera inhalar y exhalar.
Fíjese dónde siente la respiración: en los labios, las fosas nasales, el pecho o el abdomen.
La respiración puede ser superficial o profunda, suave o entrecortada.
Está comprobado que prestar atención a nuestra respiración desacelera nuestros latidos y baja la presión sanguínea, de modo que nos sentimos menos estresados.