Para poder limpiarla tras cada uso, antes de nada necesitas tener a mano estos elementos: disolvente, lubricante específico para estas pistolas de pintura, cepillos de limpieza, unos cuantos trapos limpios, unos guantes y unas gafas de seguridad.
Quita la pistola de pintura de la fuente de aire comprimido.
Retira la pintura del depósito de la pistola.
Para facilitar la limpieza, desmonta las piezas que se pueden separar fácilmente, como la aguja y la boquilla.
Lava las piezas desmontadas en un recipiente con el disolvente para eliminar cualquier resto de pintura.
Utiliza un cepillo para dejar todo reluciente.
Luego, utiliza un trapo empapado en disolvente para limpiar el exterior del cuerpo de la pistola, incluyendo el gatillo y el área de ajuste de la aguja.
Antes de montar de nuevo, comprueba que todas las piezas estén limpias, secas y en buen estado.
Vuelve a montar las piezas de la pistola en el orden correcto, siguiendo las instrucciones del manual.
Aplica lubricante específico para pistolas de pintura en las partes móviles y en las juntas de la pistola según las indicaciones del fabricante.