No uses una prenda que luego nunca te pondrías en tu día a día.
Es importante que uses el tipo de ropa que sueles usar, y que no te disfrazas de algo que no eres para hacerte las fotografías.
Dentro de tu armario tienes que encontrar lo que buscas para reconocerte, y si te quieres dar un capricho y comprar una prenda para la sesión, que sea algo que sabes que luego vas a usar porque es muy para ti.
Si te disfrazas de algo que no eres luego te verás como una extraña.
No te sobremaquilles.
Es importante que te maquilles, sí, que te veas guapa, pero sin pasarte y siempre siguiendo la línea de lo que habitualmente haces.
Es cierto que en fotografía es importante resaltar un poco los ojos, las cejas, y darle algo de vida a la cara con maquillaje para luego verte los rasgos más definidos, pero si no te pintas raya tigresa jamás, olvídalo.
Péinate de forma natural: no es el momento de que hagas un cambio de look drástico.
Mírate en el espejo y siéntete bien.
Eso lo primero.
Para que unas fotos queden armónicas, el truco está en combinar colores y crear armonía, no en vestirnos iguales, aunque si es lo que te apetece, ¡adelante.